Un pequeño abrazo, beso o sonrisa, puede cambiar radicalmente el estado de ánimo.
La felicidad está es disfrutar cada pequeño momento de la vida que se convierte en un hecho grande al dejar una huella en nuestra propia existencia, desde presenciar la majestuosidad de los colores de un atardecer mientras la brisa acaricia el rostro, hasta compartir con las personas que queremos o nos agrada, con una sencilla conversación.
A medida que vamos creciendo, la sociedad inculca que la felicidad debe ser algo que se consiga por lo que se debe trabajar diariamente para conseguirlo, así como existen personas que trabajan toda su vida para finalmente una vez llegar a una edad avanzada creen que van a disfrutar de la recompensa que han luchando por tanto tiempo, pero lo que no tienen consciencia es que durante el trayecto se pierden de alzar la vista para apreciar el momento por preferir bajar la mirada con la excusa de “no distraerse” de sus objetivos.
De la misma manera, la vida consiste en trazarse objetivos que dirijan nuestro camino conocido como un propósito que nos estimule e impulse día a día a cumplirlo. Una vez se descubre aquello que nos motive el alma, no habrá nada ni nadie que detenga el proceso que se lleve a cabo por un tiempo determinado para alcanzarlo, aunque seguramente se encuentres obstáculos en el camino, o quizá las circunstancias de la misma vida nos desvíen un poco, pero la meta ya está visualizada definitivamente.
Ahora bien, ser una persona feliz no significa que sea una obligación estar sonriendo todo el tiempo de forma que te encuentres fingiendo a través de una máscara donde ocultes tus verdaderas emociones por el simple hecho de pretender complacer a todas las personas a tu alrededor. Pero no es así como funciona, la vida idealizada que has creado para permanecer en una burbuja tiene que explotar para que presencies el mundo real, pues no siempre nos sentimos bien, no todo el tiempo tenemos una sonrisa marcada, y eso es natural.
Que nunca se te olvide: Mereces todos lo que siempre has querido y llegará en el momento que más lo necesites.
La generación de emociones y los cambios químicos que sufre el cerebro al controlar nuestros estados de ánimos dado por la influencia del entorno en el que nos movemos, la precepción que tenemos de la vida para asimilar dichos estímulos, sumándole las herramientas psicológicas que ayudan a procesar la información para asimilarla integralmente en nuestra mente, pueden ser tanto aspectos positivos como negativos, por lo tanto, biológicamente es natural que haga parte de nosotros.
Entonces, la felicidad depende de cada persona, la manera individual y personal del cómo se ve, sienten, se mueven, huelen, experimentan e interpretan la vida, consiste en valorar de manera única con lo que hasta el momento se cuenta, ya sea material o intangible, las personas que están presentes en momentos buenos y/o malos, las aventuras y obstáculos que se han superado, pues no existe felicidad si no se disfruta de uno mismo como persona.
De tal manera, depende de cada uno tomar la decisión de mantener el sentimiento de manera temporal o permanente, es decir, por la vida sucederán situaciones que nos mantendrán alejados de un estado de ánimo alegre, sin embargo, mientras se tenga una actitud positiva y realista sobre ello, la manera en cómo se maneja la situación será aquella que define el grado de felices que se es. Entonces, ¿sólo eres feliz cuando lo bueno te pasa? ¿por qué no puedes mantener tu felicidad cuando estés atravesando por un momento de tristeza? Ser una persona feliz no significa que todo alrededor marche bien.
Ser y estar feliz, pueden ser dos condiciones que logran confundir a las personas en la actualidad cuando todos pretendemos e intentamos serlo permanentemente. Por un lado, estar feliz se toma como el estado de ánimo momentáneo cuando vemos a las personas que amamos, nos divertimos o una noticia esperada se cumple, es decir, la alegría invade todas las emociones. Por otra parte, Ser o considerarse una persona feliz, significa que sin importar las duras circunstancias por las que atraviesas, disfrutas del camino el cual eres consciente que te conducirá a un aprendizaje, del que no necesitas impactantes acontecimientos para sentirte bien contigo mismo y con los demás.
La felicidad implica un largo camino al autoconocimiento y descubrimiento personal, en donde es necesario que seamos plenamente honestos con nosotros mismos para explorar dentro de los sentimientos, emociones y pensamientos, el equilibrio en plenitud existencial que se quiere y necesita.
Durante el camino que se recorre en el diario progreso de la llamada felicidad, mantenemos en constante pensamiento el Ser felices, buscándolo como si fuera agua para el sediento de manera desesperada en ocasionar momentos que sólo nos brinden alegría de tal manera que como medida de autodefensa intentamos impedirnos sufrir algún tipo de dolor, o en su defecto se intenta buscar en otra persona como si ello fuera la solución a todas nuestras preguntas al entregarle parte de nosotros a personas que no nos tomamos la delicadeza de conocer si quiera lo que pretende en la vida.
La felicidad entonces la puedes alcanzar por tus propios medios y méritos, es más satisfactorio lograr algo cuando luchas tú mismo por ello con un poco de ayuda en el camino cuando se comienza a poner turbio, que llegar a la cima sin esfuerzo. ¿Qué gracia tiene no vivir la aventura que conlleva ser feliz?
Si hoy no te sientes feliz o en un estado de ánimo alto, no importa, simplemente sigue viviendo y disfrutando de lo que tienes, de lo que no tienes, de tus aspiraciones, de las personas con las que cuentas, con lo bueno y lo malo, con el todo y la nada, con tal que te sientas en tranquilidad y equilibrio con tu cuerpo, mente y espíritu, la felicidad llega por añadidura sin necesidad de estar sonriendo, tu corazón emana un sentimiento diferente en el estado permanente que tú mismo has creado.
Un día gris no significa que todos los días lo sean ni serán.
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