Lo que cada persona es hasta el momento, es consecuencia de las decisiones tomadas, las acciones realizadas y palabras mencionadas, que a lo largo de su vida ha hecho.
Pero, el ser humano no es perfecto por lo que comete errores, sin embargo, si él mismo se permite aprender con el corazón, cuerpo, alma y espíritu de aquellos errores que ha cometido, su crecimiento tanto personal como social, se verá beneficiado a corto y largo plazo, tal vez no a el mismo, pero posiblemente en sus generaciones futuras, pues todo lo que se hace en este mundo ya sea bien o mal, tendrá su recompensa o castigo, en esta misma.
Entonces, en el momento de nacer, tenemos una sola oportunidad para hacer todo lo desconocido correctamente bajos criterios propios forjados por la sociedad, una sola oportunidad para disfrutar, experimentar, conocer, perdonar, asumir responsabilidades, una sola vida para vivir. Pero al errar y ser conscientes plenamente de los actos cometidos, se reconoce el valor de la persona para merecer una segunda oportunidad y enmendar errores.
Consecuentemente, se preguntó a un grupo de jóvenes qué pensaban sobre sí existen las segundas oportunidades, a lo que respondieron positivamente y condicionales «¿Quiénes somos nosotros para juzgar y no perdonar?» «Existe la posibilidad, mientras se evalúe si vale o no la pena para uno mismo» «A todos nos tocan pruebas diferentes y es muy bueno aprender de los “chascos” que pasan para luego hacer las cosas mejor, ya sea en las relaciones de pareja, también en las amistades, en la vida laboral, en la familia».
Por tanto, tomar la decisión de dar o recibir segundas oportunidades depende de cada persona, en la forma como ve y quiera llevar su vida, las relaciones con la familia, amigos, colegas, sí aprovechará para enmendar o no, sí cambia de actitud con actos y no de palabras, pero cabe aclarar que, si existen, y llegan en formas inexplicables como milagros inesperados cuando crees que no hay salida alguna.
Así lo menciona la palabra de Dios en Efesios 2:4-5 «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)»
¿Son recomendables para dar segundas oportunidades?
Cada persona es un mundo propio en sus mentes, en donde le han pasado diferentes acontecimientos que marcan su existencia de manera significativa, pues todo lo que ha vivido sea bueno o malo, hace parte de su historia y todo dado se aclara por la actitud como se afronta cada una de las situaciones.
Es importante comprender la situación objetivamente para ser capaces de reconocer si se cuenta con la suficiente estabilidad emocional para dar una segunda oportunidad y respetar la decisión ya sea darla o no, para que esas mismas no se conviertan en terceras, cuartas o quintas oportunidades, en donde dejan a un lado el valor del amor propio.
Este tema no se puede generalizar, ya que a partir de la situación para dar una segunda oportunidad implica tener un criterio propio crítico para estimar la situación. Si cometiste el error y esperas que te den una segunda oportunidad, comienza por examinar la actitud o acción que causó llegar hasta estas instancias, sé consciente desde el corazón y comprométete por mejorar, da tiempo y espacio necesario.
Alcanzar la felicidad absoluta no depende de nadie más que tú.
Otra oportunidad en el amor
Ten algo presente al momento de tomar cualquier decisión que implica estar en una relación amorosa, ¿Cómo te sentiste, te has sentido durante la relación? y ¿Cómo te hizo sentir la ruptura?, de esa manera inspecciona profundamente la situación del motivo que los llevó a la separación, pues algunas veces al volver, la relación que tenían en un principio no será la misma, ya sea positiva o negativamente. Recuerda que, a pesar de que somo seres individuales e independientes, se puede vivir adecuadamente sin necesidad de perjudicar al prójimo.
Cabe destacar que no todas las parejas son aptas para darse otra oportunidad, pues una de las dos personas al no perdonar por completo, en alguna etapa del regreso saldrá a la luz una pequeña gota de resentimiento y circunstancias inconclusas que harán más daño. Por eso, da tiempo y sana a tu manera para permitirte volver a brillar. Permítete tener una comunicación asertiva propia contigo y con tu pareja.
Segundas oportunidades con las amistades y familia
Las relaciones con la familia y el círculo de amigos cercanos tienen una cosa en común, se forja en confianza, lealtad, respeto, cariño, honestidad, ante todo pronóstico en las buenas y en las malas sin esperar algo a cambio. Por ello, elige bien al circulo social que te rodea, toma el tiempo de conocer y analizar la reciprocidad de las relaciones, aférrate a tus convicciones, no dejes te manipulen con culpa o compasión del miedo a perderlos, confía en tu proceso de introspectiva antes de tomar una decisión final.
Las relaciones entre los seres humanos son complejas, diferentes, dinámicas y variadas, a lo que aprender de cada una de las experiencias vividas fortalece el aprendizaje en la capacidad de enfocarse en lo que se quiere y no quiere repetir, lo mejor es aprender a olvidar lo malo que hemos vivido y recordar los buenos momentos.
Una segunda oportunidad personal para hacer las cosas bien
Si has tomado decisiones incorrectas en tu vida, has perjudicado a personas, te has desviado del camino, es momento de recapacitar y poner en orden tu existencia, estas a tiempo de ser consiente de tus actos y actitudes.
Somos aquello que dejamos en el corazón de las otras personas, y seremos recordados por esa huella se marca con nuestras acciones, las cuales valen más que las palabras bonitas. ¡Reivindícate! todo depende de ti, no desaproveches el voto de confianza que ya te dieron. Dios y la vida misma también nos ofrecen segundas oportunidades por medio de señales que dan esperanza.
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