Nada ni nadie nos enseña a cómo cuidar de nosotros mismos, es decir, cuando somos niños vivimos plenamente sin ser consciente de nuestra consciencia al cuidar de nuestro estado físico, emocional y mental, pues las preocupaciones ni responsabilidades a gran escala hacen parte del día a día, simplemente se vive con la tranquilidad de divertirnos, aprender y vivir.
Sin embargo, a medida que crecemos, nos damos cuenta de que existe un mundo real fuera de la idealización infantil de que todo es color de rosa, al contrario, la vida nos presenta obstáculos o pruebas donde se superan con caídas, errores, resiliencia y superación, pero ¿Cómo se hace eso si nada ni nadie nos enseña? La respuesta de común denominador es: prueba y error, es decir, para todo existe una primera vez, por lo que se aprende de la experiencia para no cometer la misma falta.
A partir de ese momento en donde comenzamos a reflexionar sobre lo que se está haciendo, pensando y sintiendo, determinamos la necesidad de cuidarnos tanto física como mentalmente, cuidar de cada parte de nuestro ser, cada celular que nos conforma y cada cualidad que nos hace diferente, pues al final somo nuestra única persona que tendremos haciéndonos compañía hasta el final del tiempo.
Concepto de autocuidado espiritual
Entonces, el autocuidado es priorizar nuestra salud integral al preguntarse qué necesito y responder honestamente, ¿Necesitas estar tranquilo? ¿Necesitas sentirte amado/a o importante para la otra persona, pero no lo haces contigo mismo/a? ¿Necesitas descansar para recuperar energía? Reflexiona sobre lo que necesitas realmente.
El auto cuidarse son todas aquellas acciones que se desarrollan para proporcionarnos bienestar integral en cuanto a la salud mental, física y emocional.
Así como se cuida del cuerpo al hacer ejercicio o alimentarse apropiadamente, igualmente cuando se cuida de nuestra mente y emociones al ir a consulta psicológica, es necesario e importante atender el llamado de nuestro espíritu de cuidar de él, ya sea
De esa manera, a lo largo de nuestra existencia encontramos diferentes tipos de autocuidados, por ejemplo, el físico, el mental, el emocional, pero también es necesario abordar un área que pocas personas prestan atención durante el camino de crecimiento personal y es aún más importante que los mencionados anteriormente: autocuidado espiritual.
¿De qué sirve estar en forma, estar en equilibrio emocionalmente pero no encontrar paz en tu vida pues sientes que todavía hay algo te sigue faltando? Aquella sensación es tu espíritu pidiendo que cuides de el de la misma manera en como te preocupar por tus otras áreas.
Nuestra esencia se encuentra en nuestro espíritu y alma, que habita el cuerpo, entonces ¿Por qué no se le presta atención si es aquello que perdurará en la vida eterna? Si bien, solemos olvidar ese asunto especial, nos alejamos un poco de Dios dada las mil excusas que liberamos diariamente.
¿Qué es el autocuidado espiritual?
Qué fácil resulta decir y/o escuchar un “cuídate” “tienes que cuidarte” “piensa en ti”, cuando tu mundo interno se está cayendo a pedazos y no tienes idea alguna de por dónde comenzar ni cómo hacerlo, ya que nos atrapamos en el “ocuparnos para ser productivos, cumplir responsabilidades o simplemente para no pensar”, que no hacemos un pare para reflexionar con la verdad de nosotros mismos, de las personas que nos rodean, del llamado de la necesidad de nuestro espíritu.
Cuidarse a sí mismo en el ámbito espiritual implica reconocernos en cuerpo, emociones y alma como ser humano que siente, es decir que se trata de conectar lo que realmente te importa con tus valores dentro de la noción que existe algo más grande que uno mismo. Estar consciente de ser consciente.
Cuidar del ámbito espiritual es relacionarnos con quienes somos en nuestro interior, pues con el constante roce social (familia, amigos, pareja, compañeros) solemos dejar a un lado quienes realmente somos, no se trata de cómo nos comportamos, sino de nuestro verdadero Ser mientras nos movemos en diferentes campos.
En ese sentido, para mantener el autocuidado espiritual, es necesario atender nuestro llamado a través de la meditación diaria, prestar atención plenamente a nuestro sentir, reconectar con el universo y la vida a través de Dios al asistir a la iglesia o ya sea con un guía espiritual, pasar tiempo con toda la naturaleza al aire libre que te rodea, escribir diariamente un agradecimiento como forma de gratitud, decir afirmaciones positivas hacia tu propósito, viaja con la finalidad de reencontrarte.
En sí, tú eres la única persona que se conoce a sí misma para tomar acción en cuando tu bienestar espiritual, por ende, depende de ti cómo hacerlo, ya sea estando solo o buscando compañía, ya que la decisión de comenzar en cuidarte es algo que te recarga para seguir adelante, sin fingir, ni huir, ni evitar.
¿Por qué es importante el autocuidado espiritual?
La espiritualidad permite enfrentar las heridas que se clavan en el corazón y destrozan los pensamientos, pues impulsa a creer, a confiar, a reflexionar en el sentido de encontrarnos a nosotros mismos en un plano real hacia la paz y el bienestar interior, mientras nos conectamos con el entorno de una forma existencial al sentir la esencia de cada persona, paisaje, expresión artística y/o culturas, hasta deportiva.
Todas las personas sufrimos, es natural, es aquello que nos hace humanos, por lo que sufrir de dolores de alma conocidos como la soledad, el miedo, la tristeza, temores, angustias, devora nuestros estado físico y emocional a medida que descuidamos concientizarnos de que somos capaces de enfrentarlo, de sentir para sanar sin necesidad de ocultar, evitar, evadir o esquivar el sentir.
Gracias al autocuidado espiritual, nos permite identificar lo que nuestro espíritu necesita para conocernos a profundidad, estar ahí para nosotros mismo.
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