Necesito hablar con alguien y desahogarme, ¿Cómo hacerlo?

A veces creemos que podemos con todo lo que nos está aconteciendo al mismo tiempo, y no siempre es así, no siempre estamos en la disposición de soportar ni aguantar cada situación positiva o negativas que inciden en la manifestación de fuertes emociones las cuales en ocasiones no sabemos cómo manejarlas, y está bien, puesto que día a día nos encontramos en un constante aprendizaje pues nadie está exento de sentir.

Desde pequeños nos enseñan las bases conceptuales de las emociones, de lo que son los valores, de identificar situaciones buenas y malas, pero nadie enseña “cómo” poder gestionar las emociones, valores, lo bueno y lo malo para enfrentar el día a día, pues a medida que vamos creciendo, es necesario fortalecer las herramientas emocionales que nos permiten seguir adelante, pero ¿Por qué llegar hasta adultos con tantos problemas internos si se puede trabajar en ellos a medida que se crece?  

Entonces, al no saber cómo soltar el peso que nos causa malestar por falta de herramientas, llegamos hasta el límite de guardar todo lo que llevamos dentro, todo aquello que nos perturba y nos exalta, todas aquellas emociones y sentimientos que no expresamos se van acumulando en nuestro interior a tal punto de modificar nuestro comportamiento en un determinado escenario hasta sentirnos incomodos, pues los pensamientos nos han dirigido a tal nivel de auto presión, porque creemos que podemos con todo y para todos, pero no es así.

Por ello, para dar el primer paso a desahogarte, es momento de aceptar que no siempre podemos guardar con toda la carga emocional de situaciones del día, los propios pensamientos, nuestra historia, las personas que nos rodean, entre otros factores, que influyen considerablemente en sentir malestar.

Cuando ya no podemos más contener el dolor que se ha incrustado en nuestro interior por el constante pensar, sentir, y se decide finalmente desahogarse por medio del comunicar lo que está pasando, es una de las formas de soltar un peso que nos permitimos cargar para aumentar el dolor. Hablar está bien, aunque existan personas que prefieren callar o que el mismo estado de malestar les impide comunicarse con otras personas, cuando se decide expresarse abiertamente, disminuirá la tensión y el estrés al liberar la presión del guardar lo que nos afecta.

Ahora bien, recuerda que no estas solo. En un planeta donde habitan más de 7 millones de habitantes, ¿Quién es tu red de apoyo? Es decir, aquellas personas que crees poder contarles cualquier situación de tu vida sin sentirte juzgado, señalado o que invaliden tus sentimientos, puede ser amigos, amigas, pareja, familia, incluso un terapeuta o psicólogo, aunque asistir por primera vez, existirá la opción para hablar. Pedir ayuda está bien.

Sin embargo, existen situaciones a las que enfrentamos que se hace difícil hablarlo a una persona conocida o desconocida, pues puede ser un suceso tan desgarrador que no se sabe por dónde comenzar ya que la sensación de mencionarlo a voz alta y escucharlo salir de nuestra propia boca, nos produce incomodidad, pero con todo el malestar, decide continuar, para ese caso, un profesional contará con las herramientas necesarias para que liberes de a poco y a tu ritmo la presión, ya sea por medio de preguntas mientras encuentres comodidad, relacionará una historia con tu posible malestar, o cualquier otra estrategia donde te escuchará asertivamente en todo momento, con tal de ser una apertura a tus pensamientos y sensaciones que acontecen contigo.

Todos tenemos pesares, dolores, tristezas, frustraciones, malestares que más nadie sabe, pero en el momento que dicha negatividad afecta el desarrollo de las actividades cotidianas como el trabajo, escuela, vida personal, deporte, o pareja, es necesario prestarle atención.

Una vez identificada a la persona a quien estás dispuesto a abrir tu corazón y pensamientos:

  • Escribe lo que te está sucediendo, cómo te estas sintiendo, las situaciones que te están afectando y te han estado causando malestar por tanto tiempo, de tal manera que, al momento de hablarlo, no dejes nada al aire.
  • Pídele a la persona que elegiste verse en un lugar tranquilo, donde te sientas seguro de hablar abiertamente, ya sea en un parque, un restaurante, tomar un café, salir a caminar, manejar bicicleta a las afueras de la ciudad o hacer alguna otra actividad que la comodidad para hablar esté presente.
  • No te presiones una vez te encuentres con esa persona, tómate tu tiempo para expresar todo lo que tengas que decir, de tal manera que sueltes el peso que cargas.
  • Recuerda que la comunicación es una de las maneras más efectivas para resolver conflictos internos y en las relaciones interpersonales con los demás, pero pocas personas la emplean de forma asertiva por miedo, vergüenza, o falta de dicha herramienta dentro de su autoconocimiento emocional en resolución de conflictos.
  • Establece límites, en dado caso no te sientas seguro de responder preguntas que la persona te haga una vez termines de hablar, explícale que no te hace sentir cómodo responder, así mismo puedes establecer otros tipos de límites de acuerdo con tu sentir.
  • Abre tu mente y corazón a sentir, si las ganas de llorar mientras hablar aparecen, no te retengas y hazlo, suelta, siente, acepta con calma, a tu ritmo, a tu tiempo, pues tú te conoces.

Hablar con otra persona a veces puede ser tortuoso, dar a conocer ese lado oscuro que no nos gusta tratar muy seguido, pero es necesario para calmar la tormenta que invade nuestros pensamientos. Dicen que al final durante todo el recorrida de la vida nos tenemos a nosotros mismos, y es cierto, uno puede hablar con uno mismo, pero por naturaleza somos seres sociales y es necesario escuchar y ser escuchados por otra persona para ver tanto objetivamente como con otra perspectiva, el huracán de emociones por el que estamos atravesando.

De esa manera, no te quedes callado por mucho tiempo, no te imaginas lo liberados (y un poco aterrador) que puede resultar hablar con alguien, en especial un profesional dispuesto a ayudarnos. Asistir al psicólogo o a terapia es el primer paso para hacer las paces con nosotros mismos.

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