Cómo ir a la universidad animado

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La universidad te enseña más de lo que realmente crees aprender si estas dispuesto a ser valiente, salir del cascaron y lograr tu independencia autónoma.

Una vez que el colegio termina, una nueva puerta en el camino de la vida se abre, pues inicia la toma de decisiones importantes que guían el rumbo del futuro de cada uno como personas proactivas en la sociedad satisfaciendo los propios deseos, impulsos, gustos, pasiones, motivaciones y necesidades. Bienvenido a la vida adulta.

Al graduarse del colegio, se deja atrás un camino de autoconocimiento básico, donde fueron forjados amplios conocimientos de ciencias aplicadas mientras se desarrollaron destrezas elementales de relaciones sociales como la convivencia, las cuales serán puestas en acción en la universidad, una vez el camino que se eligió fue continuar con el aprendizaje específico de una materia que haya llamado la atención para ser ejercida como profesión.

Para nadie es un secreto que la actividad universitaria es completamente diferente a la vida escolar que se tuvo como adolescente en el colegio, por ejemplo, en la universidad tienes horarios preestablecidos diurnos o nocturnos de unas horas determinadas, dependiendo de la disponibilidad de aulas en la materia a la cual estas inscrito, de tal manera que un lunes por ejemplo, puedes tener dos horas de clase por la mañana y luego esperar 3 horas de receso para comenzar otra asignatura diferente.

La vida universitaria puede ser una pesadilla para muchos estudiantes que se les dificulta adaptarse la nueva rutina al ser independiente, pues de eso se trata la universidad, ser una persona autónoma velando por sus propias responsabilidades académicas mientras se relaciona con los compañeros por menos tiempo, aunque se pueden lograr hacer amistades reales. Entonces, es cuestión de mantener el equilibrio.

Al tomar la decisión de entrar a una universidad por añadidura escogiste una carrera que va acorde a tus gustos y habilidades, es decir que previamente te visionaste siendo y haciendo determinada función acorde a ello, métele ganas, sin embargo, a lo largo de que pasan los semestres, se tienen profesores que pueden ser un martirio por diferentes motivos metodológicos de enseñanza que aunque intentes entender, es difícil; igualmente, como materias que crees no tienen nada que ver con lo que estudias, por lo que sientes es una pérdida de tiempo, volviéndote apático y tirando la toalla sin ni siquiera esforzarte a intentarlo.

Así, hay momentos donde te sientes totalmente insuficiente, incapaz, perdido, agobiado de tantas actividades por entregar y ni hablar de la semana de parciales donde todas las asignaturas se juntan con mil temas a estudiar para al menos pasar el semestre, hasta el punto de que comiences a dudar de ti mismo y desanimar preguntándote ¿qué hago aquí? ¿Por qué estoy estudiando esto? Recuerda que eres más capaz de lo que crees y más inteligente de lo que piensas.

A veces, falta motivación dentro de esta rutina universitaria que nosotros mismos creamos, pues una vez comienza el semestre y se asignan actividades, nuestro cerebro se codifica automáticamente del “querer vacaciones”, de que se termine todo rápido para llegar a la meta sanos y salvos para decir “pasé el semestre” y “no perdí asignaturas”, sin disfrutar del proceso, pues olvidamos toda esa adrenalina que emerge en cada actividad y nuevo aprendizaje.

De tal manera que olvidamos la razón por la que todo se inició, el motivo que nos impulsa, y sobre todo el descubrimiento propio de la superación personal que se desarrolla a medida que pasan los días en el ambiente universitario. Quizá, pensamos que seguir estudiante es demasiado para uno, pero depende de ti encontrar el animo para despertar cada día a seguir en el proceso formativo.

La universidad puede ser un campo de batalla, pero el proceso en que cada persona lo enfrenta es diferente, es decir que depende de cada uno ponerle actitud en cada paso que se de durante los años académicos, por ejemplo, a veces ir a la universidad implica despertar temprano por la mañana para tomar el transporte (ya sea público, privado o propio) y poder llegar a tiempo a alguna a presentarse a una clase, ¿cómo encontrarle ánimo a ello? ¡Lo puedes lograr!

En ese sentido, primero debes detenerte y ver en retrospectiva para responder a ti mismo ¿Qué es lo que me motiva actualmente a ir a la universidad? ¿Qué es lo que te anima cada día para ir a la universidad? ¿Cuál es tu estado de ánimo antes y después de clases?

Ahora bien, es momento de mantener la motivación en alto nivel, por tal razón, te compartimos algunas recomendaciones que te ayudarán en la fácil travesía de ir animado a la universidad desde el primer día de clase ya sea que retomes la actividad académica, que sea tu primera vez o en cualquier etapa del periodo académico semestral/anual:

  • Sal de la rutina que tu mismo has creado, inténtalo a través de otras actividades extracurriculares como hacer deporte o ejercicios físicos, incluir actividades culturales o artísticas durante tu semana, antes de ir a clase o incluso registrarse en aulas de tu preferencia que ofrezca la universidad el cual se acomode al horario que llevas.
  • La buena música siempre ayuda, escuchar tu música favorita aviva cualquier momento, por ello, inclúyela en tu día a día antes de ir a la universidad, que sea tu alarma sonora que te motivará a la hora de focalizar tu energía en el estudio, es decir que se condicionará el cerebro automáticamente en la universidad.
  • Auto recompensas, cuando nos colocamos pequeñas metas y se cumplen, recuerda que es momento de tomarte un pequeño descanso o auto recompensarte con algún alimento o de tu preferencia, por ejemplo, asistir a todas las clases durante toda la semana, al final de ella decides ir por un helado.
  • Crea tu propia estrategia, ir a la universidad también es un compromiso tanto emocional como académico con el objetivo de no agobiarte desde el primer día de clases con solo ver la cara del profesor al presentar el plan de estudio del semestre o año académico, haz lo que vaya acorde a tu preferencia: colócate de acuerdo con amigos para ir juntos o armar grupos de estudio, pero no faltes, ¡ánimo, tú puedes!

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