Cómo superar el asco

Para ti, ¿Es desagradable cuando te encuentras caminando al aire libre y percibes el olor a basura podrida? Pues bien, has sentido asco.

Quizá ver pescados muertos con las entrañas expuestas cuando te encuentras comprando en el supermercado te genera un disgusto a tal punto de cambiar tu expresión facial inmediatamente lo cual te hace alejar del lugar. Has sentido asco.

Algunas personas al probar el puré de papas, les causa un tipo de malestar en la garganta que produce nauseas pues no soportan sentir la textura o el sabor una vez lo prueban, ya que en alguna ocasión les ha quedado guardada en su memoria una experiencia desagradable con ese alimento.

Si bien, el ser humano está compuesto por diferentes emociones que se activa gracias al recordar y a la manera en como aprende sobre el mundo exterior a través de los sentidos (tacto, gusto, visión, escucha y olfato), por ejemplo, el aroma a lavanda que usaba mi abuela en su perfume cada vez que salíamos por helado en un día caluroso, actualmente cuando mi olfato siente el mismo aroma se activa mi memoria a ese grato recuerdo; igualmente sucede con experiencias desagradables donde los sentidos.

¿Qué es el asco?

En palabras más concretas, el asco es una emoción o impresión desagradable que se deriva del sentir repugnante ante una situación, objeto o incluso sensación específica, dado que la memoria procura registrar el gusto y el disgusto de la experiencia vivida con tal de guardar la información para futuros eventos.

Teniendo en cuenta que cada persona tiene preferencias diferentes, el asco puede ser ocasionado por sensaciones en donde entran en acción dos leyes de relación sensorial:

  • La semejanza, se manifiesta cuando se comparte características similares a aquello que nos da asco, de tal manera que el cerebro asocia un evento repugnante con otro, por ejemplo, para las personas que tienen asco al ver moho, el hongo que se forma en las frutas con un aspecto entre color verde y/o blanco dado por la descomposición, tienden a evitar cualquier tipo de acercamiento cuando perciben manchas de esos colores en su vida diaria, incluso al ver imágenes de frutas descompuestas, les produce asco.
  • El contagio, se manifiesta cuando la persona procura alejarse de aquello que le procura asco, por ejemplo, existen personas que todo sobre las bananas les produce asco, por tanto, si van al supermercado, procuran tomar los alimentos que se encuentren lejos de las bananas pues sienten que hasta el aroma podría quedar impregnado, por ende, intentan alejar todo aquello que podría “contagiarse” de lo que les provoca asco.

 ¿Cómo se manifiesta el asco?

El asco es producido por estímulos desencadenantes de experiencias, creación sensorial de gustos o de disgustos, influencia del entorno en el que crecemos, y otro tipo de condicionamiento social.

Cuando somos niños, suele acontecer que algunas verduras nos produzcan asco por la textura o por que se ha escuchado a una persona mayor decir que el sabor no había sido de su agrado, por lo que se predetermina la capacidad del cerebro de registrar sabores desconocidos al incorporarlo en la zona de “desagradable” sin haberlo probado antes.

Pero ¿Cómo sabemos que se está sintiendo asco ante una situación determinada? Generalmente se presenta algunos síntomas fáciles de reconocer como son nauseas, mareo o ganas de vomitar, pero los pequeños reflejos inconscientes como el rechazo corporal (mover el cuerpo hacia atrás ante una aberración), gestos faciales de disgusto como fruncir el ceño, un poco de escalofríos o piel de gallina, sensación de que se cierra la garganta o se entumece el cuerpo, hacen parte de otras manifestaciones ante el asco.

Sin embargo, el asco se relaciona con el miedo a tal punto de impulsarnos a evitar, evadir, alejarnos, o cohibir de aquello que se registró y se considera personalmente degradable, puesto que funciona como método de advertencia ante un peligro inminente, de tal manera que biológicamente el asco nos permite “sobrevivir” al estímulo que pueda comprometer la integridad, bienestar y salud.

Repercusiones de sentir asco

Siendo el asco una emoción o estímulo de repulsión orientado por el miedo pero que funciona como método de supervivencia, suele traer consigo cambios tanto físicos como psicológicos, ya que se activa el sistema nervioso parasimpático generando una reacción en cadena de alerta a todos los órganos del cuerpo hasta que se encuentre “fuera de peligro”, por ende, los niveles de cortisol (hormona del estrés) aumentan en una porción considerable para causar leves episodio de ansiedad, pánico, se eleva el ritmo de la respiración y de la frecuencia cardiaca, necesidad de huir (dependiendo sea el caso), por lo que puede afectar la cotidianidad de la vida que se lleva.

Por ejemplo, las personas que sientes asco a la sangre influido por el miedo a ello, procurará a alejarse de los fluidos con la misma tonalidad rojiza de la sangre, pero aquellos que se encuentran estudiando una profesión orientada al área de la salud como la enfermería o la medicina, se “obligan” a manejar el asco para intentar que dicho miedo no afecte su rendimiento académico durante sus estudios, aunque suele costarles más trabajo.

En sí, existen muchos casos de asco, en donde el miedo o las fobias juegan un papel fundamental a la manifestación de la mencionada emoción, la cual, en ocasiones interfiere con la vida diaria de las personas si no son manejadas apropiadamente.

Recomendaciones para superar el asco

Generalmente solemos evitar aquello que nos produce asco, ¿Para qué voy a estar en una situación donde no me siento agradable? Me alejo, ¿No? Sin embargo, una vez dicha situación repulsiva interfiere en el bienestar de la persona, es necesario hacerle frente asertivamente.

Entonces, es importante conocer a detalle el motivo de origen que produce la sensación de asco con el propósito de entender el por qué se está activando y su mecanismo de defensa ante un “trauma” o miedo:

  • Acepta que lo que estas evitando es importante para ti para hacerle frente al estímulo.
  • Respira y relájate.
  • Intenta exponerte ante el asco gradualmente a tu propio ritmo.
  • Pide ayuda a un familiar, amigo, terapeuta, psicólogo u otro especialista para afrontarlo conjunto.
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