Algunas personas se les despierta el “instinto” de protección por diferentes motivos, por ejemplo, cuando una persona nos toca una de las hebras más sensibles de nuestro Ser de tal manera que nos interesamos románticamente, o el sentimiento que se activa generalmente a un padre/madre hacia su hijo/a, en cualquier otro ejemplo de la vida cotidiana, está presente la sensación del “estar al pendiente” del bienestar de la otra persona o preocuparse por ella.
Pero, una vez la dicha acción se convierte en un malestar como respuesta a una carencia emocional o necesidad que se intenta aliviar con otra persona, suele causar un problema en el desarrollo personal y social de cada persona.
Entonces, ¿has cuidado de ti primero antes de preocuparte por otra persona?
¿Por qué me preocupo por los demás?
Preocuparse por los demás significa prestar atención, dedicarse, inquietarse o interesarse por otra persona. En ese sentido, te preocupas por que como seres humanos contamos con la capacidad de reflexionar, imaginar y anticiparnos a los hechos reales, creando posibles escenarios de actuación para enfrentar una situación positiva o negativa, es decir que nos permite tener cierto grado de “control” del futuro.
Ahora bien, la incertidumbre que genera el futuro influye en la necesidad de control que surge al preocuparse en exceso por otra persona: por querer solucionarle la vida, la ansiedad que causa el saber que se encuentre bien todo el tiempo o intentar que haga exactamente lo que queremos o pensamos” por su bien”, pero, ¿hasta qué grado es saludable preocuparse por una persona?
Consecuencias de preocuparse en exceso
Teniendo en cuenta que el preocuparse en exceso puede ser por la necesidad de llenar un vacío emocional, control u otra variable psicológica por falta del enfrentamiento emocional que conlleva el autoconocimiento, esta acción de sobrecargar tanto los pensamientos como emociones acarrean variedad de consecuencias a nivel tanto físico como mental, a tal punto de reflejarse en el exterior cuando nos relacionamos con los demás.
La preocupación en exceso puede conllevar a generar trastornos de ansiedad, episodios de ataques de pánico, dificultad para descansar o conciliar el sueño, cansancio, fatiga, aumento de los niveles de estrés, irritación constante, incrementa la tensión muscular, disminución de energía, entre otros comportamientos que corrompen el día a día de quien se preocupa en exceso.
Recomendaciones para dejar de preocuparte en exceso
Claramente dejar de preocuparse por otra persona de un día para el otro es una tarea complicada pero no difícil, puesto que el sentimiento, el vínculo o la conexión que se ha creado es lo suficientemente fuerte como para no hacerlo. Sin embargo, ¿Cuál es la necesidad que intentas suplir, satisfacer o llenar, al preocuparte por lo que hace o no hace la otra persona?
Por ello, es fundamental identificar el vacío que intentas llenar, ya que tú también tienes una vida importante que merece ser disfrutada bajo tus condiciones, entonces, puedes comenzar por trabajar en la conciencia de tu propia existencia practicando mindfulness, cuestionarte tus pensamientos para hacerle frente a cada respuesta o buscar ayuda con un profesional de la salud mental.